Ningún deporte ecuestre esta libre de que ocurran accidentes que puedan tener alguna repercusión a nivel físico y por eso esta el deber de cuidarnos. El cerebro es el instrumento más importante y más frágil del cuerpo, lo que le pasa a él afecta a todo lo que hacemos y lo que nos pasa a nosotros y voy a contar una historia para recalcar la importancia de protegerlo y de usar casco. Ojalá estas cosas no pasaran, pero pasan y para eso hay que estar mejor preparados, para poder tener aunque sea la oportunidad de pelearla, y lamentablemente muchas veces eso no es suficiente.
El uso del casco disminuye el riesgo de lesiones graves en la cabeza al absorber gran parte del golpe, en lugar de la cabeza y el cerebro. Existe una gran gama de materiales diseñados especialmente para absorber las energías de alto impacto, sin embargo estos no reducen ni impiden conmociones. Una conmoción cerebral es un tipo de lesión cerebral causada por un golpe, impacto o sacudida en la cabeza o por un golpe en el cuerpo que hace que la cabeza y el cerebro se muevan rápida y repentinamente de un lado a otro. Este movimiento rápido puede causar que el cerebro rebote o gire dentro del cráneo y provoque cambios químicos en el cerebro, y a veces hace que las células cerebrales se estiren y se dañen (http://www.cdc.gov/headsup/youthsports/index-esp.html).
El 20 de Septiembre del año 2015 tuve un accidente que cambió todo parámetro y que es la raíz de que exista esta página. Corriendo el rodeo padre hijo, en una yegua hecha entera por mí, culminaba un proceso muy largo. 3 años andando a caballo todos los días, y sin ningún accidente en casa me tenían muy segura de que el casco era innecesario y poco acampado, y me cargaba por vanidad, soy cachetona y con casco parezco con cara de papa. Después de mucho muñequeo, llegaron los consensos, mi mamá no me permitía correr si no era con casco y porfiandome me salvo la vida, el casco ni siquiera era mio, era de un amigo porque yo no tenía. Ese día fue maravilloso, correr el padre-hija era un sueño cumplido con mi papá y estaban mi familia y amigos para apoyarme, y eran hartos, porque todos sabían lo importante que era para mi. Estaba muy nerviosa y llegó el tercer animal después de sus puntos malos y dije no importa, esta es la mía que yo vengo a pasarlo bien. Ese recuerdo y a mi mamá en la tribuna fue el último recuerdo sólido que tuve por un lapso de 6 meses, durante mucho tiempo no pude consolidar la memoria, a la semana se me olvidaba todo. De ese tiempo tengo diario hasta de mis suspiros porque en ningún momento me permití dejar de leer o escribir, me había pegado en la cabeza y no podía dejar de trabajarla. Así nace vivir a caballo, tenía que ejercitar el cerebro para hacer conexiones, y hacer algo, porque en casa sin hacer nada me iba a volver loca. En esto he contado con gente muy linda que me ha ayudado a sacarla adelante también.
Salgo a la mano de adelante con mi maravillosa negra, se tropieza el novillo y me pego en la cabeza. Rupturas, isquemias y hemorragias en mi cerebro, y sus consecuencias que aún no quieren desaparecer, son las evidencias del impacto de este golpe. El proceso de recuperación, que por lo bajo son dos años, ha costado y he estado feliz pero asustada tratando de salir adelante junto a mi familia que es quien me apuntala para hacerlo. Recalco que he estado y eso es gracias al uso del casco, la presencia de la ambulancia en el recinto, la tranquilidad de mi increíble tota y la habilidad del equipo medico que me sacó de 2 paros cardiorespiratorios. La linea entre la vida y la muerte es difusa y a veces un mínimo factor puede hacer la diferencia entre estar y no estar, como me paso a mi.
Esta etapa con todos sus matices la vivo junto a una familia maravillosa y al equipo de Neurólogos, Kinesiologos, Fonoaudiologos y Neuropsicologos que he tenido atrás. Por mientras voy pasito a pasito logrando mas cosas, y me afilo los colmillos para el día en que me dejen pegarle un galopito a mi negra eterna, han habido hartos desafíos pero ha sido particularmente difícil bajarme del caballo, mis caballos desde abajo son maravillosos, tuve que encontrar otra manera de vivirlos y los disfruto igual. De a poco me dan permisos para irme reinsertando a la vida y eso me tiene feliz, ya llegará el momento en que esto no sea una realidad y sea una anécdota.
En la cúspide del proceso de terror que ha tenido la recuperación, aparece un capítulo de Sello de raza donde sale el Chiqui Navarro hablando sobre su caída y el uso del casco, no creo querer agregar más a lo dicho, representa por completo mi sentir. Todo lo pasado fue particularmente duro para el tiempo del champion de Chile donde me encontré con el Chiqui. No recuerdo que hablé (ni en qué estado) pero meses más tarde recibo una llamada de él preguntando como va todo. No tenía razones para haberlo hecho y creo que la sencillez, empatía y humildad que han construido el cariño que le tiene la afición se ven reflejados en gestos como este.
Es en consecuencia y porque he sido porfiada les pido; al cuidarnos nosotros queremos a los que nos quieren y a nuestro deporte. Por eso estemos mejor preparados para estas circunstancias, uno nunca sabe cuando la vida te cambia, y a veces uno cae.